Lucía Acero Soria
Sara Díaz Sanz
Esther Verdú Arellano
EL CONTEXTO EDUCATIVO ESPAÑOL Y SU REFLEJO EN LA SOCIEDAD
Centrándonos en España, nos disponemos a hacer dicha reflexión de una manera breve y clara en la cual explicamos la situación actual de la educación relacionada con los contextos social, político, jurídico, cultural y económico.
1) Desarrollo político-legislativo:
La Constitución Española de 1978 establece la organización institucional de España y encabeza nuestro sistema legal. La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria de soberanía popular, de carácter aconfesional, sobre la que se constituye un Estado social y democrático de Derecho: en ella se protegen valores como la libertad, la justicia, la igualdad, y el pluralismo político (B.O.E., 2011).
Como hemos publicado en anteriores entradas, dentro de este sistema se conforma el denominado Estado de Bienestar, en el que la educación constituye uno de sus principales pilares.
La Constitución Española además recoge una serie de derechos (en los que se encuentra el derecho a la educación) que están establecidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Dentro de esta estructura político-educativa se establecen una serie de leyes para organizar el funcionamiento de la educación. Estas leyes son creadas por un gobierno, conformado por los partidos políticos que la sociedad ha elegido gracias a la soberanía popular y su consiguiente derecho a voto que le es otorgado por la Constitución.Aun así nos encontramos con una gran contradicción, puesto que todas las sensibilidades políticas de la sociedad no se encuentran representadas en dichas leyes (solamente las del partido/s en el poder, es decir, el gobierno), por lo cual, en el fondo, creemos que no es un sistema puramente democrático.
2) Desarrollo económico-social y cultural:
En estos momentos la sociedad española se encuentra inmersa en un periodo económico de crisis que repercute directamente en el sector educativo. Ante esta situación encontramos a una sociedad que critica el modelo educativo y que es poco participativa-creativa, ya que es un modelo unidireccional y magistrocéntrico, en el que la opinión del alumno no se tiene en cuenta, debido al miedo al fracaso y a la opinión pública. Debido a este modelo que predomina en nuestra cultura educativa, esta situación acabará repercutiendo en la vida cotidiana, reproduciéndose de generación en generación. Por ello consideramos que la sociedad es reflejo de la educación que recibe, y por esta misma razón no se aportan ideas para mejorar la educación. Es decir, nuestra cultura académica es muy deficiente en este sentido, no se esfuerza por conseguir mejoras.Actualmente nuestra sociedad ve la educación como una inversión ya que contribuye al bienestar humano sólo indirectamente (a través de la creación de medios materiales de vida). El individuo se instruye porque un título le garantiza una ocupación digna, no porque le satisfaga (Martí, 2005).
En la situación en la que vivimos, debido a la situación económica mencionada anteriormente, las clases con menos recursos se ven afectadas por esta visión de la educación, puesto que no disponen de suficientes recursos económicos como para obtener titulaciones en las que se exija un desembolso económico alto, produciendo así una estratificación social, que son “las desigualdades existentes entre las personas dentro de las sociedades” por lo que “el hecho de pertenecer a un estrato marca en cierto modo las oportunidades que tienen estas personas” (Giddens, 2010).
Conclusión:
Para terminar nuestra valoración, ya nombrados algunos de los principales factores que inciden en nuestro modelo educativo actual y por tanto en nuestra sociedad, podemos observar que aunque nuestro modelo educativo se basa en un Estado democrático y de Derecho, realmente a la hora de llevarse a la práctica, se nota una clara falta de participación ciudadana tanto en el ámbito político como en el social. Además la situación económica actual agrava los desequilibrios socio-económicos, produciendo una estratificación social en la que las oportunidades educativas en los niveles más avanzados se ven claramente diferenciada dependiendo de la clase social a la que hagamos referencia.
Al fin y al cabo, cuanto más participe la sociedad en asuntos educativos, más se tendrá en cuenta su opinión. Nuestra labor de futuro para con nuestros alumnos debe consistir en crear una cultura del esfuerzo con base democrática y participativa para que, el día de mañana, su aportación a la sociedad y en este caso a la educación sea verdaderamente tenida en cuenta y que las instituciones (gobernadas ya por los jóvenes educados en dicha cultura) realicen políticas se adapten al contexto que vive el país y su sociedad.
Falta mucho camino por recorrer, pero la sociedad unida puede mejorarse a sí misma a través de la educación.
Referencias bibliográficas:
- España. Constitución Española. Boletín Oficial del Estado, 27 de septiembre de 2011, nº.311, p. 1-4. Recuperado el 30 de enero de 2016, de: https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOEA197831229&tn=1&p=20110927&vd=#cprimero
- Giddens, A. & Sutton, P.W. (2010). Estratificación y clase social. En Anthony, G. & Philip, S. (Eds.), Sociología (pp. 490-491). Madrid: Alianza Editorial.
- Martí, G. (2005). Economía de la Educación. Recuperado el 13 de Febrero de 2016, de http://gloriamarti.blogspot.com.es/2011/02/economia-de-la-educacion.html

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