Este blog nace bajo el nombre de "El Efecto Pigmalión" y como es lógico tiene una explicación.
El año pasado, dentro de la asignatura de Sociología de la Educación, realizamos trabajos para familiarizarnos con los conceptos de esta materia, uno de ellos fue el efecto Pigmalión.
¿De dónde proviene este nombre?
El nombre de este suceso está relacionado con un mito griego que Ovidio explica en su obra de las Metamorfosis.
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| Cuadro de "Pigmalión y Galatea" pintado por Jean-Léon Gérôme. |
En una de ellas se cuenta la historia de un apasionado escultor procedente de la isla de Creta y llamado Pigmalión, que durante años buscó pareja para compartir la vida junto a una mujer, pero su infortunio fue proporcional a las ganas y se resignó a pasar el resto de sus días en soledad. Un día, Pigmalión empezó a cincelar una estatua de marfil tan bonita que se enamoró de ella.
«La estatua reflejaba con tanta precisión la verdad de la vida que Pigmalión se dijo a sí mismo: "Sólo le falta hablar"».
Días después Pigmalión entró en el templo de Venus para realizar una ofrenda en la que pidió para sí mismo una mujer como la de su escultura, y al volver a su casa, mientras hablaba con Galatea, esta se iba convirtiendo poco a poco en una mujer de carne y hueso.
La joven se convirtió entonces en la deseada amante y compañera de Pigmalión.
¿En qué consiste este concepto?
Es el proceso por el que las expectativas, opiniones y creencias de una persona respecto a otra afectan de tal manera a su conducta que esta otra persona tiende a confirmarlas.
El Efecto Pigmalión en el aula.
En el plano de la educación el maestro juega un papel muy importante, no sólo como instructor sino también como motivador, por ello, su actuación y expectativas hacia sus alumnos influirán en estos.
Así se constató mediante un experimento realizado en 1968 por Rosenthal y Jacobson. En este experimento se informaba a los profesores de los resultados de sus alumnos en un test de evaluación de capacidades intelectuales, señalando exclusivamente a los alumnos que obtuvieron mejores resultados, que serían aquellos que supuestamente alcanzarían un mejor rendimiento en el aula. Tras ocho meses se confirmó que el rendimiento de estos alumnos superó el del resto de la clase. Pero lo realmente sorprendente en este experimento fue que no se realizó ningún tipo de test a los alumnos y los alumnos fueron seleccionados completamente al azar.
Entonces, ¿cómo fue posible que estos alumnos alcanzaran un mayor rendimiento académico? Muy fácil, en las observaciones que se realizaron se comprobó que los maestros generaron unas expectativas positivas sobre estos alumnos, de manera que sus percepciones sobre los alumnos se convirtieron en procesos de enseñanza-aprendizaje con un reforzamiento e individualidad mayor para estos alumnos.
También hay que puntualizar sobre un aspecto importante, y es que al igual que en el experimento se produce un efecto Pigmalión de tipo positivo, también puede ser de tipo negativo, por lo que el maestro en este caso no debería extender sus expectativas a su comportamiento (como profesional que debe ser) con el alumno .
En resumidas cuentas, el Efecto Pigmalión marca hasta qué punto un maestro puede ser determinante en la trayectoria académica de un alumno a través de sus expectativas, por lo que si estas son positivas y fomentamos la motivación en nuestros alumnos, habremos construido parte del camino hacia el éxito.
